¡Hola! Me llamo Irene y vengo con muchísimas ganas de empezar este nuevo camino.

Desde pequeñita me ha encantado dibujar y soñaba con dedicarme a ello: un día quería ser ilustradora; al siguiente, diseñadora de moda; al otro quería exponer en una galería…pero siempre rondando por el mismo mundo.

Ese sueño se fue disipando a medida que iba creciendo, sobre todo por el constante pensamiento (también alimentado por los demás) de no puedes vivir de ello, no vas a destacar.

El sueño quedó relegado a un segundo plano; el dibujo ya sólo lo tocaba esporádicamente, cuando me aburría. Empecé otro camino académico, uno que no estaba hecho para mí.

De repente me vi en el departamento financiero de una oficina pensando en por qué estaba allí, por qué no seguí intentando lo que yo quería hacer. Ese no era mi sitio, pero ya era tarde para volver atrás y escoger otro camino.

Hasta que un día todo cambió, perdí a mi padre siendo él muy joven. Este hecho desató en mí muchos sentimientos, muchas emociones que me hacían estar en la cuerda floja, pero había algo que me sujetaba a la realidad y mi estabilidad emocional: el arte.

De ello aprendí que la vida es muy corta, que una persona no debe rendirse jamás por inalcanzables que parezcan sus metas y que nunca es tarde para empezar.

Estaba preparada para volver a empezar y mi madre, mi pareja y mis amigos me abrieron las alas para volar.